FIESTA Y COLOR

DEROCHE DE COLOR
El Carnaval de Barranquilla es el segundo más grande e importante del mundo después del de Río. Y sus preparativos son una verdadera fiesta que se prepara y se celebra, sin exageraciones, los 365 días del año.Y es que currambero que se respete, se siente dueño, amo y señor de su carnaval, declarado en 2003 por la Unesco Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Son cuatro días en los que las calles de La Areonosa se llenan de monocucos y marimondas coloridas, indumentarias que resumen la identidad del Caribe colombiano y del Río Grande de la Magdalena.
En esta policromática fiesta se fusionan tambores y bailes africanos con comparsas de indios chimilas y farotos. También se hermanan danzas que jamás se reconciliarían como la de los micos, los coyongos, los gallinazos y los garabatos, emanados de la entraña campesina y desde lo más profundo de los pueblos pescadores. Pero la reina de la fiesta, es, sin duda, la cumbia.
La fiesta inicia con la tradicional Batalla de Flores, y el clímax se alcanza en la Gran Parada de Tradición y el Encuentro de Comedias; le sigue el éxtasis es la Gran Parada y el Festival de Orquestas y, finalmente, el último día se mezcla alegría y nostalgias con el Festival de Danzas Especiales y de Relación y el Encuentro de Letanías para terminar con Entierro de Joselito, cuyo funeral da por terminadas las fiestas más alegres de Colombia.
Medellín florece
Esta es la “ciudad de la eterna primavera”, en donde se mezclan costumbres de antaño con el progreso, una mixtura que se manifiesta con aromas y colores en una feria dedicada a las flores, que se celebra todos los años, a finales de julio y comienzos de agosto.
En las faldas de las montañas que rodean la ciudad y trascendiendo las cúspides pululan fincas de campesinos de manos curtidas dedicados al arte de cultivar flores. Y allí, se encuentra Santa Elena, una vereda de Medellín, en donde por décadas los campesinos han llevado sus flores y hortalizas para venderlos en la Placita de Flórez.
Esta bella labor comenzó a ser honrada y reconocida hace más de 50 años con celebraciones populares en tablados musicales, fiestas, reinas y carrozas hasta convertirse en un evento de renombre que atrae a gentes de varios rincones de Colombia y de países vecinos.
La Feria de las Flores es hoy un evento masivo , en el que mujeres, niños y adultos llevan a cuestas silletas desbordadas de flores y follajes, alcanzando incluso dimensiones monumentales, que caminan con el pecho henchido de orgullo y amor por su tierra y por su labor.
Esta feria es en sí toda una fiesta con numerosas actividades culturales, donde la gente se encuentra en las calles y baila al son de artistas nacionales e internacionales, y goza con presentaciones de comediantes, danzas, cabalgatas, desfiles, recreación de temas tradicionales y momentos típicos abarrotados de asistentes a lo largo de toda la ciudad.
De igual manera, la Feria de las Flores regala espacios para el disfrute contemplativo de la belleza de la naturaleza. El Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe exhibe la muestra Orquídeas, Pájaros y Flores, una cornucopia de formas, aromas y colores que superan la imaginación.