ESCÉNICO

Más allá de las murallas, hay mucho por descubrir en Cartagena. Por ejemplo, en el muelle de los Pegasos se abordan embarcaciones que zarpan temprano en la mañana y surcan las suaves aguas de la bahía, limitada a lado y lado por altos edificios de hoteles y apartamentos, hasta cruzar por en medio del fuerte Bocachica, construido en la Colonia por los españoles para prevenir la entrada de barcos corsarios. A partir de estas construcciones que cuentan historias de siglos idos, se adentra propiamente a mar abierto y, luego de 50 minutos sobre las olas, se van mostrando una a una las 28 islas e islotes que conforman el Parque Islas Corales del Rosario.

Cualquiera de estas islas es una verdadera joya caribeña. Gracias a estar rodeadas y protegidas por uno de los manglares más grandes y mejor preservados del mundo, aquí es posible hacer esnórquel, bucear y nadar en medio de peces multicolores. De igual manera, en la isla San Martín de Pajares existe un laboratorio de estudios marinos, al cual vale la pena visitar para conocer un poco más de las especies que habitan bajo la superficie marina.

Al sur de la ciudad, una larga península fue cercenada en el siglo XVI para crear el canal del Dique y formar la isla de Barú, un paraíso de aguas cálidas y turquesas, que invitan al descanso y a los amantes de la naturaleza a disfrutar de un paisaje único y de variadas fauna y flora. Rodeada de resorts y sitios para el descanso, allí se encuentra Playa Blanca, ideal para el reposo. En sus aguas se combatió la famosa batalla de Barú, en 1708, durante la cual se hundió el codiciado galeón San José, cargado con tesoros de incalculable valor.

Alejándose un poco del mar, a una hora por tierra se encuentra San Basilio de Palenque, corregimiento fundado por africanos que se escaparon en la época de la Colonia y que aún conservan algunas tradiciones ancestrales, sus pobladores han podido mantener la mayoría de esas costumbres culturales africanas en Colombia y han desarrollado una lengua criolla, mezcla del español con lenguas africanas originarias: el palenquero. Gracias a sus características únicas en su historia, formación, cultura y lengua, fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

Sobre la Vía al Mar, que conduce a Barranquilla, en el kilómetro 55 se encuentra El Totumo, un cono volcánico lleno de lodo a cuyo cráter se ingresa para disfrutar de un baño particular conocido como “lodoterapia”, para luego limpiar el cuerpo con las aguas de la ciénaga del Totumo. Por una módica suma de dinero se puede pasear en lancha por la ciénaga y visitar las islas de Los Cocos, La Fantasía y Las Garzas, donde existe una gran variedad de fauna y flora propias del manglar. A pocos kilómetros se encuentra la ensenada de Galerazamba, donde se extrae sal marina desde épocas precolombinas y que también se ha convertido en un todo un atractivo natural.

Lo mejor es que para hacer estos paseos por los alrededores de Cartagena, en la ciudad se cuenta con la confianza y tranquilidad que ofrecen las distintas oficinas de Acciones y Valores, agencia oficial de Western Union. Ubicadas estratégicamente en la capital de Bolívar, en estas agencias se pueden reclamar y enviar giros, cambiar moneda extranjera y, en resumen, acercar a los viajeros a todo el mundo.

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